martes, 16 de octubre de 2018

Del padre y otros Tótem




Básicamente las guerras y los conflictos quedan atrás en el momento que el hombre comprende la igualdad proclamada en los Derechos Humanos, es decir, no se vive en una relación: amo - esclavo, relación característica de la sociedad clasista, sino que se vive libre, en una sociedad libre democrática y liberal.

Las naciones hoy comprenden el costo de una guerra y por ello en los países industrializados, liberales y democráticos sus ciudadanos protesta contra la guerra. No tanto por sus costos, sino porque en estas sociedades el hombre ha suprimido su deseo de lucha. Está ocupado trabajando para conseguir lo que le garantiza la supervivencia económica y toda su energía se va en ello,  vive en constante competencia.

Por tal razón, en países desarrollados toda guerra iniciada por sus gobernantes es criticada. El ciudadano marcha contra la guerra.

En este momento histórico,  la humanidad ha comprendido que se progresa con racionalidad e inteligencia, los estados ganan porque ya no se maneja el trinomio: tierra- población- recursos naturales, ahora es: tecnología - trabajo racional y educación. Un ejemplo de ello, son los países llamados Tigres asiáticos (países industriales localizados en Asia: Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán).

Los grupos dispuestos para entrar en contienda son aquellos anclados en el culto al tótem, la bandera y la patria. Ubicados en países subdesarrollados o en ‘ghetos’ o grupos ‘tribales’o marginales de los países desarrollados.

El fanático en vez de limpiar su propio corazón trata de limpiar el mundo contra todo aquel que es diferente a sus creencias, a su tribu, a su religión, a su nación, a su clase. Perpetrando la guerra contra paganos, bárbaros y extraños que ocupan la posición de vecino.

El binomio gobierno – religión se impone, en países subdesarrollados, avanzando unidos. El discurso religioso y político tiene un punto en común: el Tótem.  

Para los grupos religiosos la adoración al tótem desconoce los demás credos y su más ferviente anhelo es averiguar quién de nosotros (de todos los credos) es el que el Padre Prefiere. La religión hace una regresión del ser humano a la niñez: si te portas bien el padre te elegirá, sino te castigara.

En política se actúa con el mismo principio infantil: el elegido será aquel que el Padre designe para representarnos, con la diferencia que en la región el tótem es invisible. En política,no, en política el tótem se ha hecho ‘verbo’, es decir carne y hueso, cautivando y fascinando,por igual, a fanáticos religiosos y políticos.

En países subdesarrollados la unión del binomio gobierno-religión es indisoluble y perdura por la eternidad;  la religión siempre estará dispuesta a aliarse con el sucesor totémico de la política, recordemos que en política se ha hecho carne y tarde o temprano desaparecerá para dar paso a un nuevo ‘Padre’ político o mejor, tótem.

Finalizo con un himno que me gusta: “Colombia, tierra querida. Himno de fe y alegría…tu suelo es una oración y es un canto de la vida
Cantando, cantando yo viviré Colombia tierra querida
Cantando, cantando yo viviré Colombia tierra querida…”