miércoles, 24 de julio de 2019

El arte del Funambulismo lector


Por: Luis Eduardo León Vargas 

Funambulista es el lector, equilibria a diario sus pies sobre la delgada línea de texto, palabra a palabra avanza, a veces, se detiene sostenido en un pie, pareciera dubitativo en la comprensión del siguiente paso: avanza, sigue, pareciera inevitable su caída.

Equilibra su mente, logra comprender las palabras intencionadas del autor, palabras como el viento: favorables o de empuje colateral para probar el  equilibrio y la concentración del volatinero.

Sin notarlo, el vacío desaparece. La delgada cuerda toma vida y se adhiere al descalzo pie del funambulista lector.

Cada torsión del cuerpo, obliga al siguiente paso y el funambulista no puede regresar atrás, la cuerda vibra, se hunde a cada paso como si la ley de la gravedad cambiara las propiedades físicas sobre el cuerpo del caminante.

Aumenta el peso del volantinero y la delgada línea de la cuerda parece ensancharse, adherirse al seguro paso del funambulista lector.

Algo me pasa - piensa-. Algo me pasa-repite-. Cada paso es emocionante, oye el susurro del viento, los latidos de su corazón, sus sentidos se agudizan, puede oír más allá de la cercanía de sus pasos, puede percibir el horizonte donde la cuerda se tensa y se pierde a la vez.

Comprende la movilidad sobre la cuerda, la movilidad esta dentro de su mente hace parte de experiencias pasadas, actos anteriores dadores de la confianza en este oficio de funambulismo.

Prever el resultado de lo que sucederá genera incertidumbre. Mejor no pensar en el final, disfrutar del ahora de cada paso, de la tensión de la cuerda, del viento favorable y colateral. Disfrutar de la incertidumbre de este acto.

Avanza hacia lo desconocido, lo no previsto.  Esta allí para franquear dificultades, percibir y sentir de manera distinta, está dispuesto a transformarse.

Las fuerzas naturales no lo someten, el miedo a caer a cada paso desaparece. 

Cada recorrido, cada acto es diferente. El oficio se aprende desde la experiencia de dar el primer paso sobre la cuerda y esa experiencia será diferente para todos aquellos practicantes del funambulismo, ni para el mismo volantinista cuando la realiza en diferentes actos, será igual, aquí yace su diferencia.

Cada paso es dialogar con la cuerda, el vacío, el viento favorable y colateral. Es poner en escena sus experiencias para reconstruir su propio sentido de volantista, surgido de su relación íntima y personal con su disonancia cognitiva. Solo así, el funambulismo puede ser posible para principiantes, aprendices y maestros. 

Ha llegado al final de la tensada cuerda a la meta de este acto,  El horizonte sigue inalcanzable, desciende de la cuerda con un pensamiento capaz de otro pensamiento. 

Pronto volverá a caminar otro destino sobre la cuerda. Y volverá a ver otro horizonte inacabable, siempre abierto para volver a sentir la torsión de su cuerpo paso a paso sobre la cuerda para volver a ser el funambulista lector