Me gusta tener palabras frondosas como los jardines de Babilonia, engalanados para recibir a Alejandro Magno.
Palabras dulces como los nenúfares de la India.
Palabras como enredaderas con la dureza y elasticidad de las
lianas para alcanzar las copas de los árboles y desde allí describir la majestuosidad
de la amazonia.
Palabras ruidosas como las lluvias de invierno
Palabras con el sabor de las lagrimas y el poder del abrazo
Palabras alimentadas de otras palabras para alcanzar la
fiereza de los ejércitos, dispuestas a entrar en combate al menor guiño de dolor.
Palabras dichas por un mago o prestidigitador frente a su
público. Palabras sacadas de sombreros mágicos convertidas en jardines frondosos,
nenúfares de lagos, ríos e islas.
Palabras como lianas capaces de llevarme por las selvas de
los recuerdos.
Me gusta tener palabras frondosas…