viernes, 27 de noviembre de 2009

El gazapo, derecho del lector, obligación del autor.

El lector de CATOBLEPAS, Helbert Acosta Arias, pide la rectificación a través del comentario que realizó al texto titulado: El periodismo, como la prostitución se aprende en la calle, publicado el viernes 6 de noviembre (ver nota en ARCHIVOS DEL BLOG, click en: 11/01 - 11/08 ), en este se cambia el nombre del autor Albert Camus, por el de Alfred Camus. Su reclamo fue por esa razón, por esa razón, la rectificación se ha realizado.

Sin embargo, su comentario no tiene toda la razón, veamos:“he notado en usted un dejo de frivolidad en la mayoria de sus citas literaras causadas quizas por un total desconocimiento del fondo de los temas a referenciar”, el lector cree que quien habla de Camus, soy yo, Luis Eduardo León (autor, periodista) y, para enmarcar el periodismo judicial, cito una frase de Albert Camus. El lector me exige leer, “ojear no es leer”, para no caer en este tipo de errores.

El lector no reconoce la diferencia entre un artículo de opinión, una columna de opinión y una noticia, términos que un Manual de Redacción enseña: en la columna de opinión, se asume una posición a favor o en contra. En el artículo de opinión se presentan los hechos, se dan varios puntos de vista y se permite al lector sacar su propia conclusión.

En la noticia, el periodista es testigo, no toma posición, no realiza ningún juicio de valor, el periodista escoge los hechos que le parecen interesantes y relevantes. Pero en ningún caso se mostrara su opinión.

Si mi querido lector vuelve a “rumiar el texto”, como dijera: Estanislao Zuleta, notaria que el periodista no afirma, el periodista es un invitado, un testigo que guarda distancia, pone en practica la objetividad, rigor de la noticia, presenta los hechos, presenta las palabras del editor José Navia.

Navia es quien ha leído a profundidad y con rigor. Navia, no creo este hilvanando su oficio con habladurías, él lo dice: “Albert Camus” y el periodista lo cita como: Alfred Camus, error de publicación, igual, gazapo.

El lector de manera equivocada, señala al periodista: “(…) pretende deslumbrar (por que con algunos le ha de funcionar)… Se pone en evidencia su carencia de bagaje cultural (…)”. Y más adelante agrega, “(…) No siga pensando que todos son tontos y que nadie se dará cuenta (…)”. Es lo que encuentra el lector Helbert Acosta Arias

El lector siente que tiene el derecho a una información veraz, honesta, sincera y coherente, es decir, incontaminada.

Antes de que los lectores lo exijan, los buenos maestros del periodismo y el Manual de Redacción, nos lo ha enseñado a los que ejercemos el oficio del periodismo.

La buena lectura, la interpretación de lo leído es un requisito para hacer un comentario y Estanislao Zuleta, en: sobre la lectura, lo recalca: “(…)El hombre moderno es el hombre que está de afán, que quiere rápidamente asimilar; “por el contrario, mi obra requiere de lectores que tengan carácter de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar tranquilos(…)”.

Helbert Acosta Arias, es lector de CATOBLEPAS y, eso me halaga, no tiene porque saber de géneros periodísticos o de periodismo. No se "pone en evidencia su carencia de bagaje cultural", porque la cultura es dejar más interrogantes que respuestas. Tan solo debe aprender a diferencias las primeras personas, de las terceras. Y comprender lo que es un gazapo.
En los siguientes links encontraran un debate en torno al título de la nota en mención; La prostitución, como el periodismo se aprenden en la calle.http://esporablar.blogspot.com/2009/01/las-comparaciones-son-odiosas.html

lunes, 23 de noviembre de 2009

Con éxito termino el Trueque del libro 2009.


Quienes asistieron al Parque Nacional de Bogotá D.C, tuvieron la oportunidad de cambiar sus viejos libros por nuevos títulos de poesía, novela, crónica y literatura infantil.

La tarde estuvo animada por grupos musicales, presentaciones folclóricas y mucha, mucha literatura.

¿Qué si los libreros o revendedores de libros del centro estuvieron? sí, nunca faltan a la cita, ¿Qué si se llevan libros nuevos? Claro, incluso ellos tienen derecho a participar en la jornada de trueque, lo que el público desconoce es que en las carpas de intercambio, el personal es capacitado para no recibir libros piratas o con hongos.

Cada trueque es una experiencia que enseña a los asistentes a no dejarse llevar por el titulo de la obra o la portada bonita, cada trueque la gente se toma su tiempo para ver la contra portada, cada trueque el lector aprecia los libros exhibidos, antes de intercambiar, para luego si entregar los que trae.

Cada trueque los libreros aprenden; que sino traen libros en buen estado los tienen que llevar de regreso.

Cada trueque se ven escenas dignas de rescatar; los participantes en algunos casos trocan sus libros sin necesidad del mediador, se encuentran en la carpa y al ver los títulos que cada uno lleva los intercambian entre ellos.

Cada trueque es una oportunidad de poner en práctica el respeto por el otro y por el ‘otro libro’, cada trueque los asistentes tienen la oportunidad de llevar libros que quizá jamás hubiesen comprado o tan siquiera leído.

Los títulos y temas que se encuentran allí son tan espectaculares, tan simples y tratan temas diversos, enganchan al asistente a leer, a explorar otros caminos, otros mundos, otros autores que no hubiese considerado comprar en una librería. Titulos como: mujeres perversas de la historia, de la autora, Susana Castellanos de Zubiria, no alcanzo a tocar la mesa de exhibición, de inmediato y casi por el aire fue trocado por: Delirio, de la escritora, Laura Restrepo.

La magia del trueque es: encontrar el libro raro, el libro desahuciado, aquel al cual su dueño no le da otra oportunidad de ser leído pues lo considera, ‘malo’, aunque ojo, no hay literatura buena ni mala, lo que si hay es una mala lectura.

La magia del trueque es ir por una novela y salir con un buen libro de historia, la magia del trueque es encontrar ese libro que a permanecido en el anonimato, que solo llega al trueque y no va o no esta exhibido en una librería de la ciudad.

La magia del trueque, por ser un espacio público, es conocer a otro a otros, es acercarse a charlar a socializar entorno al clima y mil temas más.

La magia del trueque es que cada libro encuentre a su lector, y yo colaboro con esa frase, durante tres años he asistido al trueque y esos libros anónimos y de titulos rimbonbantes, frutos del truque, son los regalos de navidad para mis amigos.

La magia del truque es; que luego de navidad timbre el celular y alguien, al otro lado de la línea diga: gracias por el libro, ¿pero cuente una vaina, de donde saco ese libro?

La Magia del trueque es... guardar silencio y colgar.
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