miércoles, 21 de abril de 2010

Leer, un acto que permite tener decisión

¡ Estudie para que sea alguien en la vida !, decían los abuelos y lo repiten nuestros progenitores. Los medios de comunicación cuando quieren hablar de estudio, igual superación, preguntan a la gente ¿para qué estudia? la respuesta es: ‘para ser alguien en la vida’.

La cuestión entonces: ¿hasta qué punto lo que se estudia sirve para ‘ser alguien en la vida’?.¿Existe una verdadera articulación entre conocimientos impartidos en las aulas y conocimientos para la vida?. Y de no ser así, donde se encuentra este artilugio que hace las veces de puente.

El estudio en Colombia, por desgracia, está asociado a tener un diploma, se estudia - cuando se estudia, otras se paga -para obtener un diploma, que diga que ya somos alguien.

La República de Colombia certifica que (xxx) ya es 'alguien en la vida’, y acto seguido, se enmarca, cuelga y publica en lugar visible.

¿Salir adelante es tener un diploma que acredita estudio en un área de conocimiento?, todos aquellos que tienen esa publicidad en casa han salido adelante y en conclusión hablamos de una sociedad de éxito, por los menos, en cuanto a ‘salir adelante’ se refiere y en cuanto a diplomas, también

Hay casos de casos, dirán ustedes, no todos los que estudian salen adelante, hay otros que no estudian, no tienen diploma y Salen Adelante, pero de verdad, verdad, no de mentiras.

¡Esos nacen genios!, ¡ha, esos tienen suerte!. No creo que sea suerte, no creo que nazcan genios, no lo creo., por lo mismo de: la gente no nace, se hace. Y no se hace sola, se construye al interior de la comunidad, la sociedad.

Creo que se construyen, se cimientan, se hacen autodidactas a través del mejor invento del mundo; el libro, maestro, amigo y constructor de hombres con poder de decisión sobre sí mismos y sobre el mundo.

No, nos vuelvan a decir que estudiemos para ser 'alguien en la vida'. No. Recítenos que leamos para ser alguien en la vida.

Es en la lectura y en los libros que habitan en todas partes, están allí, donde ahora está usted: lector.

En los libros nuestros sueños están calientes, no mueren y no perecen, así en un momento de la vida ejerzamos un oficio, una profesión que no nos gusta.

Si leemos, interpretamos el mundo, si leemos abstraemos el engaño inmerso en los discursos, si leemos somos capaces de emitir un juicio crítico y valorativo de ese texto oral o escrito que esta ante nosotros., si leemos no somos conformistas, buscamos ser mejores actores sociales.

Si sabemos leer, si no somos analfabetas funcionales sabremos por quién votar en las próximas elecciones en Colombia, al ver los debates, incluso, leeremos en los rostros de los candidatos el miedo, la burocracia, la corrupción y las ansías de poder, poder para aniquilar al otro a bala o a madrazos.

Es en el argumento, la disertación y el disenso como se construye la democracia, jamás, la democracia se da en el consenso.

Colombia necesita lectores que argumenten y comprendan desde donde nos habla el otro, los otros.

Si usted es buen lector, ama y tiene claro el concepto de democracia, en las próximas elecciones presidenciales sabrá votar y nuestro país tendrá un momento de lucidez.

Para terminar unas palabras de José Saramago: Campesino, cerrajero, mecánico de automóviles, filósofo y premio Nobel de literatura de 1998.

“El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer. Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de nuestra aldea de Azinhaga…después de la cena, mi abuelo me decía: "José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera". Había otras dos higueras, pero aquélla, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera. Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba. En medio de la paz nocturna, entre las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la Vía Láctea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea. Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba…”
Lea el discurso completo aquí.
http://saramago.blogspot.com/2004/10/discurso-de-aceptacin-del-premio-nobel.html