martes, 17 de mayo de 2011

Relatos de un Nómada Mediterráneo: cuentos para leer mientras llueve

-Abandonados, nos tiene abandonados-, dijo a mi celular uno de tantos amigos, que como marino navega el ciberespacio. ¿Por qué no ha vuelto a escribir?

- No hermano, ocupado- le conteste.

- Bueno, bueno, si no va escribir, por lo menos, recomiende algo pa` echarle el diente.

- Me gusta esa idea – dije-

- ¡Pero ya!, lo estoy llamando desde San Martín de Loba, en Bolívar y aquí no hay mucho que hacer, estamos con el agua hasta el cuello y hasta que pase la alerta de inundación me han comunicado que tengo 12 días de vacaciones, para volver al trabajo en el proyecto de la alcaldía.

-U y, hermano, que le parece: ‘relato de un naufrago’, jajajajaja.

-No, ese ya me lo leí en el colegio- póngase serio.

Usted me está mamando gallo, así de importante son las dos palabras que escribo en el blog.

- Mire León, ahora que paseaba por el parque de San Martín, me acorde de usted.

-Y esa vaina.

- Saramago, Saramago le decíamos en la universidad.

- Bien, pero y…?

-Pues que si Paola, le decía así era porque usted hablaba de libros y, no lo niego, una vez le robe la agenda a Paola y ahí estaba su lista de recomendados, la lista de León, entre paréntesis: Saramago y todos ya los leí, ni uno que merezca queja de mi parte.

-Ladrón, ya lo sospechaba. Jajajaja…, pero, por qué se acordó de mí en el parque.

- Acabo de terminar de leer por segunda vez: Payasos en la lavadora de Alex de la Iglesia, un libro que le pedí prestado pero nunca le devolví. Oiga tengo que colgar, envíeme el libro que usted quiera por Servientrega, pero ojo, al Banco Bolívar, porque aquí ni eso hay. Me llama.

- Los minutos se acaban cuando se espera un reproche, buena táctica. Voy a mirar en mi tan elogiada lista, haber si salvo un naufrago lector. ¡Un abrazo!.


Hace cinco horas, viaja hacia el departamento de Bolívar: Relatos de un nómada mediterráneo del escritor ABD AL-SALAM AL UYAYLI, uno de mis escritores árabes, preferido.


Lo seleccione para mi amigo, porque si él se acordó de mí en el parque de San Martín de Loba, yo me acorde de Alí Babá y los cuarenta ladrones