martes, 13 de noviembre de 2012

Pecaminoso Secreto




Volví a escribir para seguir viviendo. No importa cuantas veces se cometa un pecado, siempre será como el amor; como la primera vez

Un  día te levantas empiezas una aventura amorosa, sin que nadie lo sepa.  Un día te levantas y ya no esta.  Ahora solo resta decir gracias.  La insoportable Levedad del ser, me dije en tono bajo en tanto mi amigo me narraba su historia de desamor. Busco en mi mente las mil historias escritas de este corte para animarlo.

Tal vez no, tal vez sea Amantes de Estocolmo del autor, Roberto Ampuero, ¿con Quién, Por Qué y desde CUANDO?, son tres preguntas que merecen tres respuestas cortas: un patacón costeño, sentirme vivo, tres meses. ¿Te descubrieron? No. ¿Te dejo por otro? No lo sé.

Tal vez no, tal vez sea, Cachito Cuestión de Honor, del autor, Arturo Pérez Reverte, “Era la más linda Cenicienta que vi nunca. Tenía dieciséis años, un libro de piratas bajo la almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que había vendido su virginidad al portugués Almeida, quien a su vez pretendía revendérsela a don Máximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego.”

Suena bien, pero ni se acerca a mi historia amorosa de tres meses. Descubrí que el cielo queda en una parte de su cuerpo. ¡No ¡ no sigas, cállate le interpelo. Pero mi amigo a tomado aliento, me mira a los ojos y deja escapar: Descubrí que vivía, como nunca viví. Descubrí que todos estuvimos equivocados sobre donde queda el cielo.

¡ Válgame Dios¡. ¿Te enamoraste?, Sí.  

Tal vez no, tal vez sea, El arte de amar. Del autor Ovidio: “Las cuitas, la pena que nace de un sentimiento profundo y las noches pasadas en vela aniquilan el cuerpo de las jóvenes; para lograr tu intento has de convertirte en un ser digno de lástima, tal que quien te vea exclame al punto: «Está enamorado.». Leo para aliviar su dolor.

Se nota, en tu mirada leo otro párrafo de Ovidio: “El amor, como la milicia, rechaza a los pusilánimes y los tímidos que no saben defender sus banderas”. Y doy inicio a mi discurso:

Has caído como Ícaro desde el cielo, tus alas se han desvanecido, ahora eres un pobre mortal, herido por  el arma más fiera: el amor. El maldito amor.

No lo hubiera dicho mejor, dice mi amigo y ahora baja la mirada. Me siento como si hubiese asesinado a diez mil, soy un beduino en un desierto, abandonado por su caravana, sin camellos, sin agua, sin la posibilidad de encontrar la ruta en la arena.

Y tu me miras con lastima, tu que deberías darme la brújula para encontrar mis huellas en la arena. Tu me citas libros y me recitas poemas, crees que con eso sanara mi vida, con saber que el amor, la vida, la infidelidad son la historia de la humanidad,  que de eso esat escrito el mundo.

Me resisto a ser otra maldita historia de amor, me resisto a ser marcado en mi rostro por eso que tu llamas amor y yo cielo.  Me resisto a  vivir, sin amor. Me resisto a perder mi patacón Costeño.

Ahora soy yo quien le toma de la mano como a un niño que va al jardín por primera vez: Mírame a los ojos, vamos, mírame a los ojos. Quieres la brújula, no quieres morir en el desierto de tu ser, quieres encontrar la caravana que te abandono, quieres agua para vivir. Bien, empieza a caminar, busca en el horizonte a tus camellos.

¿Sabes dónde viven los monstruos? Viven en nosotros, somos nosotros mismos, deja de asustarte por el reflejo de tu sombra, vamos, asesina ese monstruo que quiere robarte la vida.
“Diviértete, pero cubre con un velo los hurtos que cometas, y nunca te vanaglories de tus felices conquistas. No hagas a la una regalos que la otra pueda reconocer, y cambia de continuo las horas de tus citas amorosas, y para que no te sorprenda la más suspicaz en algún escondite que le sea conocido, no te reúnas con la otra a menudo en el mismo lugar.” 

Eso también es del Arte de amar, le digo, esta es la brújula: volverás amar, volverás a tener una amante, volverás a encontrar el cielo, volverás a tener otro pataconcito costeño. Volverás a encontrar las huellas en la arena, y volverás al oasis que perdiste, volverás a beber de los manantiales del amor, volverás a amar. Es inevitable que no vuelvas amar.

Camina beduino, tus camellos están cerca, tu caravana te espera, corre y alcánzala.

¡Ni loco¡ dijo mi amigo y se alejó.

Este dialogo lo tuve hace, un año, con mi amigo, pues bien, hoy 13 de noviembre, me ha llamado a mi celular, y me ha dicho: Estoy en Bogotá, la caravana de camellos ha crecido, mis huellas en la arena se han borrado,  me levanto la camisa y veo una cicatriz, la herida cerró.  Traigo agua del oasis para que tu bebas, tengo un Yogurcito,  el patacón me hace daño…(risas).  Quiero tomarme un café expresso, en Juan Valdez, del Titan plaza. A  las 4 de la tarde, te espero. Ve preparado conocerás a mi Yogurcito…( Risas)

Bien, hoy a las cuatro hora colombiana tengo una cita con mi amigo, hoy a las 4 tengo una cita con mi destino, hoy a las 4 de la tarde le pediré la brújula que le di, porque hoy a las 4 de la tarde volveré a amar. Volveré a vivir, Tomare de su manantial los secretos para volver al oasis y AMAR, amar, amar y amar. 

Ahora si estoy loco, me repito en tanto termino la llamada. Ahora si estoy loco, me digo: volver amar después de tantos años, ahora si estoy loco. 

Silencio. Voy camino al desierto...

Las fotos son de la página de artelista.