miércoles, 20 de marzo de 2013

El tambor de hojalata



“(…)Nací entre bombillas, interrumpí deliberadamente el crecimiento a los tres años, recibí un tambor, rompí vidrio con la voz, olfateé vainilla, tosí en iglesias, nutrí a Lucia, observé hormigas, decidí crecer, enterré el tambor, hui a Occidente, perdí el oriente, aprendí el oficio de marmolista, posee como modelo, volví al tambor e inspeccione cemento, gané dinero y guarde un dedo, regalé el dedo y hui riendo; ascendí, fui detenido, condenado, internado, saldré absuelto; y hoy celebro mi trigésimo aniversario y me sigue asustando la Bruja Negra.- Amén(...)”

Este párrafo esta inserto una página antes de finalizar la lectura de la novela: Tambor de Hojalata, publicada en 1959, por el escritor Nobel alemán, Gunter Grass.

El párrafo es el resumen de vida hecho por: Oscar Matzerath, nacido en el año de 1924, ciudad alemana de Danzig, quien a los tres años de edad, luego de recibir como regalo un Tambor de hojalata, detiene su crecimiento. Estatura 94 centímetros.

Otras características: capaz de romper vidrio con la voz, arma poderosa contra quienes quieren quitarle el tambor. Volverá a crecer cuando viaja en un vagón de mercancías el 12 de junio del cuarenta y cinco.

Oscar, narra su vida zigzagueando a través de la segunda Guerra Mundial, con apariencia de niño vive y cumple 30 años y desde un hospital psiquiátrico confiesa cada una de sus vivencias.

Gunter Grass, es maestro de la descripción, la vida  de Oscar se hace grande y maravillosa, Rasputin y Goethe, son sus cartillas de lectura aprendiendo del primer autor el arte de la seducción y del segundo el discurso moral.

Si  gusta de obras con descripciones rápidas y contundentes, tiene 596 páginas  para maravillarse en el arte de describir.

Imposible olvidar la manera como el verdulero Greff se ahorca, imposible olvidar el título de esa escena: sesenta y cinco kilos.  Es una verdadera crónica.

“(…) de nuestra tienda de ultramarinos a la verdulería de los Greff no había más que unos veinte de mis pasitos. El comercio de ellos quedaba casi enfrente del  nuestro, o sea quedaba mejor, mucho mejor que la vivienda del panadero Alejnadro Scheffler(…) página 307.

“(…) Supe, por descontado, que Grefff colgaba. Las botas colgaban, y son ellas colgaban también las gruesas medias verdinegras. Rodillas desnudas de hombre por encima de la vuelta de las medias; muslos peludos hasta el borde del pantalón: ahí me entro un escozor cosquilleante que, partiéndome de los órganos sexuales y siguiendo el trasero y la espalda insensible, se me subía a lo largo de la espina dorsal (…)”

Vida y muerte de los personajes con los cuales convive Oscar no se convierten en tratado de filosofía,  Grass, hace sentir estos aconteceres como cotidianos y de manera rápida nos presenta otra escena, no sin antes marcarnos por alguna característica particular,  indice, para volver a recordar al personaje que ha salido de escena pero continua, latente.


El recuerdo es el leit motiv  constante en la obra, El tambor se convierte en narrador de esos recuerdos y Oscar los protagonisa. Como si se excusara en su minoría de edad y en realidad no fuese el infante  culpable de los hechos. Sino tan solo un niño, un niño que juega con su tambor.

Padre, madre, vecinos y conocidos de Oscar, mueren en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y el tambor de hojalata se convierte en maquina del tiempo, Oscar, da con los palillos al tambor, interpreta una marcha, una canción y de inmediato se corre el velo y aparecen en escena actos de la vida de Oscar.

El grito de ¡ a la carga¡ es dado por el tambor, luego las cabezas pueden rodar.

Arthur Schopenhauer, dijo alguna vez "La locura es la perdida de la memoria".  Oscar, a destrozado más de 200 tambores en su vida para no caer en la locura.

Ahora, cierre los ojos querido lector y trate de recordar ese juguete que de alguna manera le brindo seguridad y protección en su infancia,  ábralos: ¡ tatatán ¡ ahí esta el Tambor de Hojalata, si nunca tuvo uno, la lectura y compás del Tambor de hojalata le brindará múltiples placeres acordes a su capacidad de imaginar.

Tranquilo, tómese su tiempo, no hay prisa,  va a  conocer 33 años de vida de un niño, capaz de exorcizar los demonios de la infancia aunque para lograrlo tenga que enterrar a sus progenitores y su tambor de hojalata.

Tranquilo, no hay prisa, disfrute las imágenes creadas por Grass, prepare los ojos para ver  el mundo desde ¡ 94 centímetros de estatura.¡  Agudice su oído porque ahí viene otra vez el redoble de tambor y  la voz vitricida...

Título: El tambor de hojalata
Autor: Gunter Grass
Editorial: Nomos s.A, febrero 2005
Páginas: 596

Ah, casi lo olvido, esta obra fue llevada al cine y dirigida por Volker Schlöndorff. Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes y del Óscar a la mejor película de habla no inglesa el año 1979.

Por donde la aborde le aseguro. No hay pierde.