viernes, 27 de enero de 2012

Argumentar: la única manera de cambiar el grito por la razón


Luego de una corta ausencia he regresado al oficio de enseñar, aprender, desaprender y volver a aprender. Charlando con mis estudiantes de las vacaciones de fin de año y los propósitos para el año 2012, los percibo angustiados, y sin más preámbulo me entero del motivo de la invitación a tomarme un tinto. Uno de mis estudiantes me pide les explique, ¿cómo hacer un buen ensayo?.
Lo confieso, me tomaron por sorpresa, sin embargo, les digo que lo más importante es argumentar, no solo para hacer un ensayo, sino para vivir. El argumento es la llave maestra que abre todas las puertas: si tus padres no están convencidos de la profesión que quieres, no te aprueban los permisos para ir al cine, a una fiesta. Solo tienes que indagar, averiguar, sustentar, conocer los pros y los contras, en una palabra: argumentar.
Termine escribiendo este texto y la verdad no se si es un ensayo o es tan solo un argumento, para volver a CATOBLEPAS.
La argumentación, más que ser una clase de texto expositivo y cuya finalidad es defender con razones o argumentos una tesis; es decir, una idea que se quiere probar, es, además, la mejor manera de entablar un dialogo, sin alzar la voz, sin gritar, pues quien grita en una conversación, con todo seguridad, se ha quedado sin argumentos.
En otras palabras, la argumentación es razonamiento, inferencia, demostración y tiene como propósito convencer, hacer cambiar ideas, actitudes y decisiones de un interlocutor o un auditorio.

Dominar el arte de la argumentación abre las puertas cerradas por la sinrazón, por la negación de no querer percibir más que nuestro propio y único punto de vista.
Argumentar requiere de una tesis, es decir, de qué voy a hablar: todos los latinoamericanos son machistas, por ejemplo, y de un argumento, en qué me apoyo para hacer tal afirmación y sacar esa conclusión.
Es importante la argumentación en la escritura del ensayo, las palabras utilizadas en las explicaciones y la defensa de las ideas deben hacerse con razones sustentadas, citando autores que han escrito sobre el tema del cual hablamos, para lograr conclusiones que aporten pruebas válidas y creíbles que logren convencer a los lectores.
Además, la capacidad de expresarse a través de un lenguaje argumentativo, proporciona un punto de partida para interactuar, negociar, apreciar los argumentos contrarios y de esta manera asumir una postura a favor o en contra sobre un tema, propio o expuesto por otro interlocutor, sobre el que reflexionamos o del que debatimos.
Argumentar es construir un puente que genera relaciones entre sí, con los otros, con el mundo.
Aprender y enseñar a argumentar es crear seres autónomos, capaces de desempeñar un rol activo, capaces de cambiar la manera de pensar y actuar, no por la fuerza, la violencia, sino con la madurez que da el aprender a pensar, a disentir, a exponer ideas argumentadas y sustentadas; reconociendo nuestras limitaciones, nuestros alcances y las limitaciones y los alcances argumentativos del otro, de los otros, para alcanzar la mediación o darle la razón argumentativa a nuestro interlocutor.
Argumentar es ser capaces de descubrir el nudo del tejido para poderlo desanudar y continuar tejiendo con pensamiento crítico, pero a la vez participativo y creativo.