sábado, 4 de diciembre de 2010

Lo que enseñan las maestras de la escuela de Lluviosos en Cucaita, Boyacá

En diciembre un día de lluvia de hace 9 años, cuatro profesoras de la escuela de lluviosos, en el municipio de Cucaita en Boyacá, participaron en el segundo encuentro de Ciencia y Tecnología 2001, evento organizado por la Secretaría de Educación de Boyacá.

En sus mesas de exposición los manjares se veían irresistibles: buñuelos, chicha, torta, arequipé, sabajón y masato todo elaborado a partir de la papa.

Hoy, primero de diciembre de un día lluvioso en Bogotá me cruce con una de las maestras de aquella escuela y claro, regresamos en el tiempo 9 años…

Los nuevos subproductos a base del tubérculo, ese año, arrasaron con los primeros lugares en todas las modalidades del certamen: municipal, provincial y departamental.

“Todos los procesos los hicimos con la participación de los niños y padres de familia, les íbamos explicando cada proceso, conceptos y nociones químicos y biológicos”, explica la licenciada Letty Becerra.

La idea de hacer chicha, sabajón y arequipe les surgió a estas educadoras, un día de lluvia, luego de recibir la contribución de papa de los agricultores de la región, la cual se destinaba para el refrigerio de los estudiantes.

“Nos pusimos a pensar cuántas formas había para preparar la papa y qué variedades de subproductos podíamos obtener”.

Hoy, nueve años después estas maestras continúan motivadas y en sus charlas académicas, explican a sus estudiantes los diversos procesos biológicos que resultan con la papa, les hacen manualidades con plastilina, hecha con la cáscara de la papa.

“Lo que conseguimos es que la escuela Lluviosos sea piloto en la creación de cartillas y textos educativos que enseñan al niño campesino a comprender la importancia del cultivo de la papa y apreciar las bondades de la misma”.

Mientras caen las últimas gotas de lluvia del día y terminamos el café, le pregunto a la profesora que si todavía llueve en la vereda.

-Claro, recuerde que si por aquí llueve, por allá no escampa, por eso se llama Lluviosos.

Nos despedimos no sin antes recibir una invitación a visitarlas y claro, tener un motivo más, para visitar Boyacá.